martes, 22 de febrero de 2011

Otra vez el verdugo juega con ventaja

El Real Madrid o el Lyon. Nueve copas contra ninguna. Özil contra Gourouff. Seis enfrentamientos que inclinaban la balanza hacia la victoria de los de Stade Gerland.

Mourinho deseaba acabar con la maldición que ha dejado al Madrid eliminado en octavos de final de la Liga de Campeones en los últimos seis años. El mismo Olympique de Lyon fue su último verdugo. Pero todavía puede resarcirse.Tras el empate, a los merengues les toca apretar si no quieren acabar aspirando a una Liga que de momento domina su único rival en la dicotomía española de nuestro fútbol. La décima todavía no se sabe si queda cerca o perpetua en el imaginario de muchos.
A pesar de las rotaciones que llevó a cabo “Mou”, éstas no sirvieron de mucho a la hora de otorgar al marcador un resultado que hiciera del partido en casa un cuerpo a cuerpo más relajado. El hambre de éxito todavía no ha sido acusado. Y no se sabe si quedará saciado en el partido de vuelta en el Bernabeu.
La carta de presentación del Olympique, su buen estado de forma, ha servido para dejar que un Madrid algo falto de puntería y ataque tenga que buscar el éxito en casa. Y es que este camino de clásico es ya un asunto personal, tornado en una posible victoria para un Mourinho que mantiene la esperanza de cuartos.

El técnico blanco decidió prescindir en su once inicial de Marcelo, a pesar de su buen juego contra el Levante, y dejar que Adebayor debutara en Liga de Campeones. Por su parte, el Lyon no pudo contar con Lisandro López, aunque si con César Delgado, y con varios de los que vieron perder al Madrid en el anterior choque, como Lloris, Toulalan, o Kallstrom, entre otros.
Los merengues estuvieron ausentes en la primera parte, dejando espacios que el Lyon sabía aprovechar, aunque no al máximo. La rapidez acompañaba al Olympique, aunque los tiros de Bastos y Gourcuff se perdían lejos de los tres palos. La portería local era invisible para el Madrid, que tras el pitido que indicaba el ecuador acudía raudo al vestuario a despejar sus ideas.

Cristiano y Sergio Ramos empezaron metiendo miedo entre los tres palos, aunque el gol vino de las botas de Benzemá, nada más saltar al terreno de juego en la segunda parte. Pero esto no era suficiente. Diarrá y Marcelo completaban los cambios de Mourinho, y mientras, el Olympique buscaba también el gol, quizá a través de los cambios o el ataque, pero la carrera del Real Madrid parecía imparable. Hasta Cristiano Ronaldo brillaba en algunas jugadas defensivas.
Pero el gol del Olympique de Lyon no se hizo esperar, y era Gomis quien se encargaba de ello. Adiós a las ilusiones madridistas de la décima, adiós a ganar al equipo galo en su campo.
La rapidez premiaba, ambos equipos no querían abandonar el terreno sin ver el marcador a su favor. Las ansías podían hasta con un Íker que veía la amarilla justo antes del pitido final. Y éste llegó, dejando a un Madrid más que cabizbajo que sigue sin conseguir deshacerse de la maldición de octavos, al menos de momento.